MADRID VIBRA CON TIME WARP SPAIN: IFEMA SE CONVIERTE EN EL EPICENTRO DE LA CULTURA ELECTRÓNICA

Time Warp volvió a conquistar Madrid.
La segunda edición de Time Warp Spain aterrizó en el Recinto Ferial de IFEMA MADRID los pasados 10 y 11 de octubre, reafirmando que la capital tiene ya un lugar privilegiado dentro del circuito europeo de la música electrónica. Dos jornadas, dos pabellones, decenas de artistas y una única vibración: la del techno como lenguaje universal.
El festival, heredero directo del mítico evento nacido en Mannheim hace más de tres décadas, volvió a demostrar por qué sigue siendo una referencia mundial. Una puesta en escena impecable, sonido envolvente, visuales inmersivos y un público totalmente entregado hicieron de esta edición una experiencia difícil de olvidar.
Viernes 10 de octubre: del trance colectivo a la euforia napolitana
La primera jornada de Time Warp Spain dio comienzo en el Pavilion 5 Powered by OMODA, un espacio monumental donde el sonido resonaba con una nitidez impecable. Tras el arranque de Luxi Villar y Funk Tribu, llegó uno de los momentos más apreciados de la noche: el set de Patrick Mason.
Desde el primer beat, Patrick desplegó una energía desbordante que conectó instantáneamente con el público. Sus ritmos profundos y su característico sonido techno/house crearon un trance colectivo que se expandía con cada mezcla. Mason tiene ese don de convertir la pista en un espacio de libertad, donde cada drop libera algo más que energía: libera emoción. Su presencia, su actitud y su entrega hicieron de su actuación un viaje sensorial de principio a fin.
Le siguió Ki/Ki, la dj y productora neerlandesa que se ha consolidado como una de las figuras más vibrantes de la nueva escena. Su set fue una explosión de euforia, con un estilo ecléctico lleno de contrastes: desde los sonidos ácidos que recordaban a la vieja escuela del rave, hasta melodías dance que rompían cualquier barrera entre el underground y el mainstream. Ki/Ki no dio un solo respiro al público, manteniendo una tensión constante que estallaba en aplausos y saltos sincronizados al ritmo de sus mezclas.
Mientras tanto, en el Pabellón 7, el público esperaba uno de los grandes encuentros de la noche: el B2B entre Jamie Jones y Joseph Capriati, dos titanes del techno y el house que firmaron un set cargado de groove y elegancia. Sin embargo, la verdadera guinda del pastel del viernes —al menos para muchos de los asistentes— fue la actuación de Deborah De Luca.
La dj napolitana tomó el control del Pavilion 5 a las 04:00, transformando el recinto en un templo del techno. Su sesión fue una explosión hipnótica de ritmos duros y altos BPM, un viaje que oscilaba entre la oscuridad y la liberación. Durante dos horas, la pista de baile se convirtió en una comunión de amantes del género, entregados a la intensidad y la emoción de cada transición. Deborah tiene ese magnetismo que trasciende la técnica: su forma de leer la pista, su conexión con el público, su energía visceral. Cada golpe de bombo parecía sincronizado con los latidos de miles de personas que no querían que la noche terminara. Fue un cierre apoteósico, de esos que dejan el cuerpo exhausto pero el alma llena.

Sábado 11 de octubre: hardgroove, vinilos y energía sin límites
Con las expectativas más que altas tras la jornada inaugural, el segundo día de Time Warp Spain prometía emociones fuertes, y no defraudó. Los pabellones 5 y 7 abrieron con los sets de Zarco y Karretero, dos artistas que representan con orgullo el talento nacional. Tras la apertura de los djs españoles, Ogazón, en particular, ofreció una actuación memorable, conquistando IFEMA con su sesión a vinilo que combinó precisión técnica y una selección impecable. Fue un guiño al origen del formato, un recordatorio de que la esencia del techno analógico sigue viva en plena era digital.
A las 00:30 llegó uno de los momentos más esperados del festival: el B2B de Klangkuenstler y Future.666. Ambos djs alemanes protagonizaron un set de hardgroove demoledor, una avalancha de energía que sacudió el pabellón con una contundencia imparable. El público, eufórico, respondió con saltos, gritos y una entrega total. Con el recuerdo aún fresco de su última Secret Rave, el dúo no dejó espacio para la calma: BPM altos, percusión hipnótica y una atmósfera cargada de adrenalina.
El clímax llegó con la interpretación del recién estrenado tema “Sonne Geht Auf”, de Klangkuenstler junto a Ski Aggu, un cierre perfecto para una actuación que quedará grabada en la memoria colectiva del público madrileño.
Tras el torbellino de energía, llegó el momento de recargar fuerzas antes de sumergirse de nuevo en el sonido envolvente del Pabellón 7, donde Clara Cuvé tomó el control. Clara es energía pura, ritmo y talento, su set fue una experiencia introspectiva y visceral, marcada por un techno oscuro y profundo que invitaba tanto al movimiento como a la contemplación. Su presencia en cabina transmite confianza, y su selección —intensa, emocional y melancólica— conectó incluso con los más escépticos del género. Fue una de esas actuaciones que te hacen recordar por qué amas la música electrónica: por su capacidad de emocionar sin necesidad de palabras.
Y cuando parecía que la noche no podía ir más allá, llegó el turno del dúo 999999999. Con su sonido ácido y su estilo inconfundible, los italianos pusieron el broche final al festival en un estallido de energía y referencias musicales que hicieron vibrar al público hasta el último segundo. Su set fue una celebración hecha música, esa que no busca complacencia sino intensidad, de la que te atrapa y no te suelta hasta el final.
En paralelo, en el Pavilion 5, Richie Hawtin presentaba su esperada producción DEX EFX X0X, una experiencia audiovisual donde el minimalismo y la innovación tecnológica se fundían en una misma narrativa sonora. Su propuesta fue el contrapunto perfecto al desenfreno del resto de la noche: un viaje cerebral, introspectivo y elegante, que cerró el festival con la precisión que solo Hawtin sabe ofrecer.
Un festival que consolida a Madrid como capital del techno
En apenas dos ediciones, Time Warp ha logrado situar a Madrid una vez más en el mapa internacional del techno, ofreciendo una producción a la altura de las grandes citas europeas. Su cuidado por el sonido, la escenografía y la experiencia global demuestra que España tiene el público, la infraestructura y la pasión necesarios para sostener un evento de esta magnitud.
Lo que se vivió en IFEMA fue más que una sucesión de sets: fue una experiencia colectiva, una comunión entre artistas y público unida por una misma frecuencia. En cada beat, en cada drop, se respiraba una sensación de pertenencia, de estar formando parte de algo más grande.
Time Warp, que este año celebra su treinta aniversario, sigue evolucionando sin perder su esencia. Y si algo quedó claro tras estas dos noches es que su versión española no es una simple réplica, sino una reinterpretación con identidad propia: la energía, la entrega y la emoción del público madrileño le dan un carácter único.
La edición 2025 se despide dejando tras de sí una estela de sonido, sudor y euforia colectiva. Los ecos de esos bombos seguirán resonando durante mucho tiempo, mientras el público ya empieza a contar los días para una nueva cita con el techno más puro y emocional.
Esperamos con ganas vivir Time Warp 2026.